Emociones, lágrimas, cartas que nunca llegaron...
Conocí a Cuqui hace unos 12 años, en charlas entre almuerzos y cenas. Descubrí a una mujer apasionada con la historia y la justicia. Simple y a la vez sofisticada, su personalidad con gestos suaves y voz dulce, atrae a cuanto oyente tenga a su alrededor. Por eso, en este su primer trabajo como autora y escritora, logra atrapar en cada uno de sus relatos, dejando además de un aprendizaje, los vestigios de las historias, algunas más populares otras no tanto que marcaron los inicios de nuestra Nación.
39 relatos, 228 páginas e ilustraciones realizadas por Alicia.
El diseño de tapas y edición de Balero Producciones de Esquel.
39 relatos, 228 páginas e ilustraciones realizadas por Alicia.
El diseño de tapas y edición de Balero Producciones de Esquel.
Lo recomiendo 100% "Relatos en los Pliegues de la Historia"
Es un excelente #DulceBesoParaRegalar
Un poco de Alicia:
Alicia Mercedes Bordas nació en la ciudad de Santa Fe. Es maestra Normal Nacional y Profesora de Historia. En 1974 se radicó en la ciudad de Esquel, donde reside actualmente.
Ejerció la docencia en los niveles secundario, terciario y universitario. En 1983 asumió como Rectora de la Escuela Nacional Normal Superior República de Costa Rica, luego en la Dirección del instituto Superior de Formación Docente Nº 809.
Durante su carrera docente participó con publicaciones académicas en su especialidad, en Congresos, Seminarios y Encuentros Nacionales y Provinciales. Su interés por las letras, la llevó a participar en diferentes talleres literarios. Esta es su primera publicación.
Ejerció la docencia en los niveles secundario, terciario y universitario. En 1983 asumió como Rectora de la Escuela Nacional Normal Superior República de Costa Rica, luego en la Dirección del instituto Superior de Formación Docente Nº 809.
Durante su carrera docente participó con publicaciones académicas en su especialidad, en Congresos, Seminarios y Encuentros Nacionales y Provinciales. Su interés por las letras, la llevó a participar en diferentes talleres literarios. Esta es su primera publicación.
Compartimos el Prólogo
“Y me vendrá el sueño escuchando sus voces que me explicaran misterios” Enrique Páez
"Estos relatos, se desarrollan en un tiempo y un espacio imprecisos, en cuanto a sus límites y duración. Los protagonistas se mueven con libertad, sin impedimento de fronteras. Los hechos narrados sobre vidas reales incluyen elementos ficticios. Condiciones que me han facilitado unir dos aficiones: el conocimiento de la historia y el gusto por la escritura.
¿Por qué la elección de esta temática? Por lo que considero una deuda pendiente a saldar, que en palabras de la historiadora y escritora María Rosa Lojo es “recuperar a las mujeres como sujetos protagónicos en el escenario de la Historia Argentina”. Con el propósito de ir más allá de lo obvio, entrar en la intimidad de los personajes, explorar sus emociones, sus deseos, sus miedos. Sus diversos roles de madres, hijas, hermanas, esposas, madres, guerreras, cautivas; sentir lo que duele, lo que enferma, lo que avergüenza, lo oculto, lo valeroso, lo humillante, lo gozoso.
Así entonces, experimenté la angustia de Guadalupe Cuenca al no recibir respuesta a las cartas enviadas a Moreno. Acompañé a Carmencita Puch en el ritual de cortar sus cabellos, cubrirse de luto y dejarse morir en silencio por la muerte de su esposo Martín. Me hundí con Elisa Brown en las turbias aguas del Río de la Plata sin consuelo por la muerte de su amado; me estremecí cuando las balas desgarraron el cuerpo de Camila O’Gorman poniendo fin a su amor prohibido por la dictadura y al hijo que llevaba en sus entrañas; miré con angustia los pañales que Margarita Wehil colgó de las rejas de la prisión que compartía con su esposo el general Paz; grité de impotencia con Delfina cuando las lanzas atravesaron el cuerpo de Ramírez; luché en el fortín con Rosario y mamá Carmen contra el malón y llore con ella junto a la tumba de su ultimo hijo. Fui cautivada, atormentada, abusada, despreciada, engendré hijos en cautiverio y lloré por los otros perdidos, salí en su rescate, padecí hambre, frío, sed. Luché como un soldado más en fortines y poblados. Empuñé las armas y el arado.
Si alguna de estas emociones pudieron ser trasmitidas, si algunas de estas existencias generaron curiosidad por conocer algo más de sus vidas y de otras, creo haber logrado sin mayores pretensiones, mi propósito. Por ello, gracias."
Alicia M. Bordas
"Estos relatos, se desarrollan en un tiempo y un espacio imprecisos, en cuanto a sus límites y duración. Los protagonistas se mueven con libertad, sin impedimento de fronteras. Los hechos narrados sobre vidas reales incluyen elementos ficticios. Condiciones que me han facilitado unir dos aficiones: el conocimiento de la historia y el gusto por la escritura.
¿Por qué la elección de esta temática? Por lo que considero una deuda pendiente a saldar, que en palabras de la historiadora y escritora María Rosa Lojo es “recuperar a las mujeres como sujetos protagónicos en el escenario de la Historia Argentina”. Con el propósito de ir más allá de lo obvio, entrar en la intimidad de los personajes, explorar sus emociones, sus deseos, sus miedos. Sus diversos roles de madres, hijas, hermanas, esposas, madres, guerreras, cautivas; sentir lo que duele, lo que enferma, lo que avergüenza, lo oculto, lo valeroso, lo humillante, lo gozoso.
Así entonces, experimenté la angustia de Guadalupe Cuenca al no recibir respuesta a las cartas enviadas a Moreno. Acompañé a Carmencita Puch en el ritual de cortar sus cabellos, cubrirse de luto y dejarse morir en silencio por la muerte de su esposo Martín. Me hundí con Elisa Brown en las turbias aguas del Río de la Plata sin consuelo por la muerte de su amado; me estremecí cuando las balas desgarraron el cuerpo de Camila O’Gorman poniendo fin a su amor prohibido por la dictadura y al hijo que llevaba en sus entrañas; miré con angustia los pañales que Margarita Wehil colgó de las rejas de la prisión que compartía con su esposo el general Paz; grité de impotencia con Delfina cuando las lanzas atravesaron el cuerpo de Ramírez; luché en el fortín con Rosario y mamá Carmen contra el malón y llore con ella junto a la tumba de su ultimo hijo. Fui cautivada, atormentada, abusada, despreciada, engendré hijos en cautiverio y lloré por los otros perdidos, salí en su rescate, padecí hambre, frío, sed. Luché como un soldado más en fortines y poblados. Empuñé las armas y el arado.
Si alguna de estas emociones pudieron ser trasmitidas, si algunas de estas existencias generaron curiosidad por conocer algo más de sus vidas y de otras, creo haber logrado sin mayores pretensiones, mi propósito. Por ello, gracias."
Alicia M. Bordas
